porque la vida no basta

media hora para comer. media hora para ir, y media para volver. media hora de cola por un papel. media hora entre estar mal y estar bien. media hora entre el ocaso y la noche, entre la noche y el día, entre el mediodía y el atardecer. media hora para volar sobre el parque. media hora para saber cuál es el final de la teleserie. media hora la del telediario. media hora para que empiece el examen. media hora para cumplir años. media hora para una cerveza, y media hora para que nos echen del bar. media hora menos. media hora más.

tengo los ojos tan abiertos que no puedo cerrarlos

mientras reniego del tiempo que no guardo
y de los poemas que no escribiré
y de esta jauría vital que no entiendo
vamos a celebrarlo: mientras caigo, lánzame

danzaremos sobre la playa negra
el dolor se hará arena y de mar se hará espejo

triunfará en este oscuro cielo
la pirotecnia de las lágrimas
se alzarán lejanas las voces
y las quemará nuestro fuego

llenaremos el vacío de lo vivo
romperemos el silencio de lo muerto

no sé porqué no lo hicimos nunca

uno no sabe jamás qué contestar a esta pregunta. pero te hace pensar. seguramente era más fácil de lo que pensamos. seguramente podíamos haber pensado menos. seguramente bastaba con haberlo hecho y ya. pero aún hay tiempo, supongo. para pensarlo un poco más.

mensaje a los adolescentes

Esto no debéis intentar repetirlo en casa, niños.

Niños, probad a hacerlo en casa
y sabréis lo que es bueno sin que os lo cuente nadie.
Recordad que no hay nada que vuestros padres puedan enseñaros.
Ellos no son vosotros.

Acostaos, bebed.
Hace siglos que están ocurriendo estas cosas
y nadie ha demostrado
que sean mucho peores que una guerra.
Existe un paraíso tras esa raya blanca.

Cuanto hace daño y no hacéis,
niños, lo estáis cambiando por la serenidad.
¿Os han hablado de ella? ¿Sabe alguno a qué sabe?

Si ignoráis quiénes sois evitad el rodeo
de averiguarlo uniéndoos a los demás. Una plaza en el grupo
es un puesto en el mundo;
ahora bien,
niños,
que levante la mano el que quiera morirse siendo útil y sensato.
Tenéis razón: no es nada divertido.

Por lo demás, sé que no sois felices,
a lo mejor pensábais que todo el mundo os odia. Pues es cierto,
pero sobran motivos: sois jóvenes y estúpidos
y no tenéis derecho
a todo ese futuro que vais a malgastar (como nosotros).

Entonces, ¿estáis solos? Así es.

Aprended a ser libres, practicad la mentira;
sabréis por experiencia que es más sólida que una verdad pactada.

Y sobre todo, niños,
no creáis
que la vida merece la pena de vivirse
sólo porque lo juren desde siempre los peores canallas.

José Luis Piquero
Autopsia (BCN, 2004)