4/9/05

La libertad es el precio de ser humano

"Lo que nos contaron del marxismo ha resultado ser falso, pero ahí no acaban nuestras penas, porque lo que nos contaron del capitalismo está resultando ser verdadero"

Los lunes al sol (2002)

La neurosis, en su versión social, es el signo de que hemos otorgado a alguien el intransferible don de nuestra libertad.
Podré autoengañarme con ideas falsas, pero lo sorprendente es que mi inconsciente siempre reacciona ante el fraude. Así que, curiosamente, el sufrimiento puede servirnos de despertador. En tal sentido, la comunidad médica va aceptando -y ya era hora- que la depresión puede atribuirse a un proceso natural de reorientación. Pero para el poder establecido -¿existe acaso algún poder no establecido?- eso que se llama "normalidad" todavía se corresponde con la simple adaptación a la conducta social establecida -la del establo-, sin tan siquiera pararse a dudar sobre si esa sociedad, la que exige nuestra ciega sumisión, ella misma no esté enferma de la enajenante dormidera que antes se llamaba alienación y ahora pensamiento único. (...) Erich Fromm, el más despierto psicólogo social de la historia de la psicología, señala como la historia, maestra de la vida, muestra cómo una poderosa minoría, ha sometido a las mayorías, no sólo por la fuerza, sino mediante la sutil violencia de inocular toda clase de ficciones en las cabezas de los sometidos, de tal modo que éstos deseen, al fin, hacer lo que tienen que hacer.
Esa pseudo-vida llamada vida laboral, es todo un muestrario de las identificaciones ficticias con que revestimos nuestro personaje social. (...) Sugiero el ejercicio de desidentificarnos con el poder que genera el acoso. (...) La persona sana sabe bien que adaptarse a un medio hostil, no equivale a integrarse en él y debe reclamar para sí la arrogancia -legítima arrogancia- de saberse libre. (...) Eso requiere una madurez difícil de comprender para una sociedad superficial esclavizada por la autoimagen. (...) El arte de vivir pone el acento no en el predicado sino en el sujeto, porque "soy más -bastante más- que mi función".
Si la envidia que corroe al acosador, amparado en la jerarquía que le protege, va contra él, lo denunciará, pero cuidándose de no hacer un drama personal por ello, pues para vivir no es preciso más herramienta que la propia creatividad, ni más objetivo que el sentirse vivo, ni más categoría personal que el desarrollarse como persona completa.

El acoso moral en la empresa.
R. Redondo.

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One cannot be deeply responsive to the world without being saddened very often. // Erich Fromm