y el corazón
huérfano
pide a gritos
un silencio
que no sea
nocivo
un silencio que
no queme el agua
que sin violencia
ni alaridos
nos restituya el alma y
sus tejidos
y que se ponga el sol
si ha de ponerse
definitivamente
que la noche nos deje
como siempre
fuimos
solos
libres
locos
inadvertidos
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