23/6/07

a veces estoy tan triste que no puedo decirte



- está claro que con la familia no se puede vivir... y con el resto de personas del mundo, no sé, no lo he probado.
- yo sí lo he probado con algunas, y tampoco. no dura mucho tiempo.
- está claro que no se puede vivir... todos los días hablando de lo mismo, casi todos los días, de la edad, ya cumplí 30, de que a ver cuando vamos a poder vivir juntos, cuando vamos a poder tener una vida como dios manda, normal, yo no quiero ser rica, pero tener mi casa, mi coche y poder comer... y te cambio el coche por la bici!





la mayor parte de nosotros sólo quiere vivir una vida normal. y estamos dispuestos a renunciar a trozos de sueño, incluso a la mitad. o tres cuartas partes. más que dispuestos a hacer concesiones. la mayor parte de nosotros aprende. el resto, fuera de plano, no será revelado. establecemos unos límites de incertidumbre manejable. y una seguridad manejable. y operamos a partir de ahí. como el guardameta. esperando que no fallen las defensas. no tener que intervenir. procurando no sucumbir a la cotidianidad. procurando estar siempre listos. y entonces de repente la incertidumbre se hace grande. todo depende de tí. y qué difícil es reconocer esos momentos. pasan por delante disfrazados de rutina. cualquier momento podría ser un momento decisivo.

tuve unas palabras con un ángel. sentí envidia, dolor, y agradecimiento. todo a la vez. o uno detrás de otro, no recuerdo. sólo recuerdo bien lo que pasa después. porque es lo que conozco. no sé cómo se nace, sólo sé seguir. y sigo en la tristeza, que es la reintegración. pienso que la envidia ni siquiera es una emoción. es un pensamiento. pienso que es un sentimiento injusto. ignorante, espero, como todas las injusticias del mundo. ser expuesto te hace menos misterioso, eso está bien. ahora todos saben lo sola que estoy. todos estamos solos. por eso está bien tener unas palabras con un ángel. pienso que no seré de las que cambian el rumbo. me quedaré en este vacío. me quedaré. y haré lo que pueda, mientras tanto.


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One cannot be deeply responsive to the world without being saddened very often. // Erich Fromm