19/6/08

y finalmente te amé

recuerdo bien mi roja bicicleta
la casa, el trastero
tu camiseta negra
esa luz que se apagaba a intervalos
y recuerdo mis prisas
tu mirada, sus pasos
recuerdo bien mi miedo a hacerlo mal
y mi sueño
tu pelo
el cine donde nos vieron entrar
y otros detalles que son
también innecesarios

5 comentarios :

Federico J. B. dijo...

"esa luz que se apagaba a intervalos"
"tu mirada, sus pasos"

Me recuerda un poco (quizá magnetizado por lo del cine) a la canción "las cuatro y diez" de Aute.
Y como la canción, me gusta.

Xarnego dijo...

Cuando la gente te diga
que te odia por lo que eres,
diles que es mejor que ser amado
por lo que no eres.

saludos te leo.

Anónimo dijo...

la calle, transitar de un valle
inmóvil, hasta dejarlo hacer
el vello, creciendo como un tallo
humilde, aprendiste un nuevo nacer

Carmen Meca dijo...

Si alguna libertad nos proporcionan los sueños, es aquélla por la cual antes de tenerlos nunca sentimos la punzada ansiosa de poder soñarlos mal. Nos consideramos soñadores competentes aunque el resultado sea un sueño indeseado.Cuando amamos al otro sinceramente , ¿no es este otro quien debiera preocuparse por nuestros errores en lugar de hacerlo nosotros mismos? ¿No sería el justo pago con moneda de libertad a un sentimiento profundo y regalado?
Como lema diría: Ama y olvídate (o casi)

Anónimo dijo...

pero todos esos detalles innecesarios son los que nos adornan para no pasar en la simpleza. muchos saludos cariñosos chica... te leo de nuevo y me agradas como siempre.

One cannot be deeply responsive to the world without being saddened very often. // Erich Fromm