11/7/08

to be lonely with

George Grosz, Metropolis (1916-1917)


últimamente no dejo de preguntarme qué coño estoy haciendo con mi vida. me lo he montado muy mal, supongo. decisiones erróneas o, más bien, decisiones sin tomar... voy postergando el momento de levantarse y comenzar. mientras, hago como que me levanto.

mi jefa me viene a buscar. no vamos muy lejos. he de enfrentarme a 30 niños de 10 años deseosos de salir al mundo. básicamente a romperlo. en realidad es fácil. tienen miedo. es en situaciones como ésta que descubro la recta paciencia que dios me ha dado. no sé. debo haber entrenado con los años, o quizás ya nací vieja. el día pasará rápido. en el recreo, hablaremos con los profesores y se me ocurrirán muchas cosas que decirles, pero no están en el guión y yo no soy nadie. así que optaré por sonreír y callar. se me da mejor. escucho a los adultos, como si yo no lo fuera. escucho a los niños porque, sinceramente, recuerdo cómo era. lo veo en sus dibujos cuando me asombro de esa lucidez que tienen para retratar su mundo íntimo. con lo difícil que se hace después para uno saber cómo se siente... en el coche está S. la descubro por el camino. es tan temprano que ni siquiera intento seriamente seguir la conversación. hago como que hablo pero me callo, escucho y me pregunto cómo lo han conseguido. cómo lo hacen ellas dos. cómo mi jefa se levanta todos los días a las cinco de la mañana, hace su trabajo (bien, de otra manera sería más fácil), sigue casada y cría a sus dos hijos con un tiempo que no tiene y un cariño que le sobra: cómo le quedan ganas? me pregunto cómo S., con esa pinta de monja urbana, construye su fortaleza interior. la siento a mi lado como un témpano. su estructura férrea recubierta de una exquisita educación. cuando sonríe, casi es bonita. todos los días está ahí con esa sonrisa y la predisposición necesaria para que todo funcione. me pregunto cómo. algunos dirán que es poco. que no es bastante. pero a mi me parece que sería más sano quejarse en voz alta alguna vez. desde luego yo no lo hago. desde el asiento de atrás salgo al paisaje seco. demasiado sol. me pregunto qué nos diferencia. me imagino en su vida. por un momento me imagino comprometida con algo más acá que los sueños, que son sagrados. pero tan impersonales. por un momento me parece que ése es el único camino. por un momento. me parece. que.

pero se hace tarde. el presente está aquí y la ciudad también. abandonamos el coche en el estómago de un edificio y salimos a la calle. demasiado sol. ya lo dije?


Rosalie Gascoigne, Metropolis, 1999


1 comentario :

Gus dijo...

Aprovecha toda esta presunta ausencia de motivacion. Toda esta desidia. Lo que nos parece peor, es lo que nos vuelve mas productivos.

(Pero de corazon te deseo, que vuelvas pronto a ser poco productiva)

One cannot be deeply responsive to the world without being saddened very often. // Erich Fromm