será fácil dar con sus enemigos
aunque están por debajo de la piel
casi adheridos al hueso del trébol
también están en los despachos
con sus faxes y teléfonos
sonando
aunque nadie va a contestar
están en esos coches caros
dónde sólo hay dos puestos
el del hombre y su ego
no cabe nadie más
y su plaza de aparcamiento
permanente
y reservada
ocupa lo que el autobús
que esperamos
cada mañana
mirando las mismas caras heladas
preguntándonos por qué tan temprano
por qué tú sí
y yo no
por qué ellos más
nosotros menos
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