la amabilidad
de los desconocidos
es inocua
y necesaria
como el agua
bajo las escaleras
y no le veo
porque aún tengo
los rayos del sol
de la azotea
en mi cabeza
no suelo reaccionar
bien
a la primera
si sonrío es porque así me nace
no le veo
sólo
le descubro
en un rincón oscuro
de un salón pequeño
para tanta gente
se apoya en la pared
cruza las manos tras la espalda
y sonríe
y sé que sabe
lo que no sé decir
y es agradable
porque eso me hace inocua
y transparente
a mí también
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